Cuando eres dueño de una propiedad y la deseas rentar, es necesario que tanto el arrendatario como el arrendador tengan presente sus derechos y obligaciones.
En general, en el contrato de arrendamiento se deberá definir qué se debe esperar por ambas partes. Esto se refiere a lo que se pueda suceder con el bien inmueble respecto a eventos externos, el uso luego del inicio del contrato y se debe dejar definidos los mantenimientos para ambas partes.
Respecto a los mantenimientos, en el contrato se podrá definir lo más básico, tal como: la casa se entregará pintada, en buen estado respecto a todos sus sistemas, sean de electricidad, agua potable y aguas negras, entre otros, además que la misma será habitable tanto al inicio como al final del vencimiento del contrato firmado.
Respecto al tipo de mantenimiento
Puede haber reparaciones urgentes o de rutina y corresponden al mantenimiento que se deberá dar al inmueble, ya sean reparaciones básicas, reparaciones necesarias o indispensables, o que hagan el inmueble más atractivo.
También, existen aquellas que se deberá solicitar cada cierto tiempo según acuerdo entre las partes, como la pintura general de la casa, el uso diario o causados por eventos naturales fuera de control de las partes.
El mantenimiento preventivo
De manera general, el mantenimiento de una casa en renta corresponde al dueño del inmueble, y es necesario que esto quede claro en el contrato de arrendamiento.
Si dentro del mantenimiento preventivo o rutinario, existe un evento en el cual no se pudo conseguir la autorización del propietario deberá notificarse al dueño para los reembolsos correspondientes. Usualmente, tanto el inquilino como el propietario podrían llegar a un acuerdo en el que se deduzca a cuenta de arrendamiento cualquier reparación hecha por el inquilino, tanto como si se notificó al propietario o si se le indica posteriormente. Este tipo de mantenimiento es el más común y el que sucede con regularidad por el uso.
Reparaciones necesarias o indispensables
Estas pueden corresponder a cambios que se requieran tanto del sistema eléctrico, del sistema de agua potable o negras, seguridad perimetral, cambios de pisos o techo (En caso de ser necesario), cielos rasos, entre otros, que impidan al inquilino habitar el inmueble. En este caso, se debe proceder a estas reparaciones o mantenimientos con la autorización previa del dueño del inmueble por el alto costo y la forma en que serán realizados en el tiempo. Se pueden dar diferentes arreglos para el financiamiento del mismo, pero como se trata de cambios en la propiedad en general deberían ser asumidos por el propietario y se deberá acordar la ejecución del mismo.
Mejoras
Estas corresponden a cambios en la estructura del inmueble que pueden cambiar su aspecto o que correspondan a construir o mejorar partes de la casa en renta para que sea más cómoda habitarla. Esto puede incluir y no está limitado a cambiar espacios internos donde se puedan derribar o construir paredes y hacer nuevos cuartos, construir muros perimetrales, renovar o construir cuartos de baño, trasladar zonas de lavado o cocina, entre otros.
Por regla general, las mejoras las deberá proponer el dueño del inmueble o bien pueden ser sugerencias del inquilino según sus necesidades; se deberá poner de acuerdo en su ejecución y forma de pago. Si se trata del inquilino es necesario notar que se está realizando una construcción en un bien ajeno y este dinero se quedará invertido en una propiedad que no es del inquilino, pero que al final del contrato se podría hacer un acuerdo o reconocimiento de mejoras en caso que al propietario le resulte de su interés y hacer una indemnización por las mismas.
Como se puede observar, el mantenimiento de una casa en renta puede tener varias áreas de interés, tanto para el propietario como para el inquilino. Usualmente, el inquilino desconoce hasta donde llegan sus derechos y obligaciones. Es importante que un inquilino lea bien su contrato de arrendamiento y se defina con el propietario la ejecución de cualquier mantenimiento. Esto último con el fin de mantener una relación cordial entre las partes y evitar problemas mayores, que podrían llegar a una terminación de contrato anticipada.
